Miradas

Sentada frente a la ventana, mirando quién sabe qué, la observo desde cierta distancia, sé que sentía mis ojos en su espalda, mi respiración, se giro, me miró y me empezó a contar que de pequeña solía jugar en la calle, que siempre se caía y llegaba a casa con las rodillas peladas, siguió navegando entre sus recuerdos un rato más, volvió a mirar por la ventana. Se gira y me pregunta: ¿quién eres? Ya no me reconocía.

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