El artista



Habían espiado con respeto su sueño y descubrieron que no solamente era su indescifrabe fuente de inspiración, sino que eran capítulos desordenados de su propia vida, insondable, taciturna y frágil, que sólo alcanzaba plenitud en el sueño. Cuando el artista lo moldeaba con adjetivos, adverbios, sustantivos, metáforas, comparaciones, hipérboles o epítetos, el sueño alcanzaba una realidad literaria, es decir, palpable.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Es interesante el sueño como intimidad y el juego que haces hasta alcanzar la realidad literario, pero lo de palpable me parece que rompe con el ritmo anterior. Anabel