El rostro nupcial

Una voz alegre me despierta de un intenso sueño cabalgando a lomos de un purasangre. Recorro el mundo en libertad, vivo culturas y vidas; soy china, italiana, portuguesa; artista, campesina, florista y prostituta; conozco personas y sus almas.

Escucho la alegre voz, no puedo escapar: es el Gran Día. Los interminables preparativos están por fin preparados, pero no quiero ponerme el vestido que me toca; quiero el de la feliz hermana del novio o el de la amiga virgen.

Llego a una iglesia que no siento mía, estoy delante de un hombre que no es el amor de mi vida, aunque será siempre mi marido, mi todo.

Sigo sonriendo, ¡soy tan feliz!

1 comentarios:

Txell Sales dijo...

Molt irònic i interessant l'"in crescendo "que va agafant.