A Jesús Lizano
Conquistó su albedrío
el mundo transformado en río
le arrebató su periquito impertinente
y el caracol que no respiraba bien.
Cargaba la humanidad sobre sus espaldas:
cadáveres, soldados, usureros,
realidad y belleza.
No era humano ni divino
pero lo perseguía
sin descanso, sin oración
con una magnífica canción
que penetraba en sus oídos
para no abandonarle ni un segundo.
¡Un doctor Hyde en libertad!
Sin azares ni abrazos
sólo con una magnífica canción.
Se volvía loco con la canción:
su quimera era hallar el silencio
¡Cómo se le multiplicaban los mundos!
Con el paso del tiempo
descubrió que no podía vivir sin la canción.
2 comentarios:
¡Cómo se le multiplicaban los mundos! Este verso me encanta!
Es precioso todo el poema!
M'encanta com queda la foto amb el poema, et fan venir imatges molt diferents que si no hi estiguera.
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